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lunes, 5 de agosto de 2013

¿Quién le va poner el cascabel al gato?

   Cuentan los viejos del lugar, más por enseñanza que porque lo hayan vivido, que hace tiempo en las afueras del pueblo existía un granero. Y aunque estaba abandonado, con el tejado medio derruido, era el hogar de un numeroso grupo de ratones. Allí eran felices. Tenían todo lo que un ratón podía desear. Se multiplicaban, vivían y morían, como pocos ratones lo podían hacer.
   Pero como no hay felicidad que eternamente dure, al granero, se mudó un enorme gato vagabundo que encontró en aquel remanso de paz ratonil, un lugar donde vivir y comer. Raro era el día que no se desayunaba a un par de ratones gordos y bien cebados. Raro era el día que tenía que recorrer más de un par de metros para encontrar su sustento. Y raro era el día que los ratones de aquel lugar, no tenían que lamentarse de la perdida de algún amigo, que se había convertido, irremediablemente, en el almuerzo de aquel espabilado felino.
   Ante aquella situación insostenible, aquellos ratones pocos acostumbrados a enemigos de tan mala naturaleza, encabezados por su ratón jefe, decidieron convocar una reunión para intentar solucionar este problema que les había surgido. No podían tolerar que esta situación siguiese, porque de continuar, en varios meses no quedaría más habitante en el granero, que ese intruso que se les estaba merendando.

Ratones deliberando.
   - Envenenemos su comida -dijo uno de los asistentes, mientras de oían de fondo algunos silbidos.
   - Eso, eso... -respondió otro- ...pero olvidas que su comida somos nosotros. 
   
   Se oyeron algunas risas y discusiones, mientras el ratón jefe daba varios golpes en la mesa con la maza, llamando al orden de los asistentes.

   - Pongamos un cascabel al gato... -gritó otro de los ratones que se encontraba oculto en el fondo- ...así, cuando se acerque, le oiremos y podremos escabullirnos sin que nada nos pase.

   De repente, un clamor estalló en la sala. Todos comenzaron a felicitarse, dándose abrazos, besos y jactándose de haber encontrado tan rápidamente una solución al problema. Como podían ser tan ciegos si la solución se encontraba ahí, a la vista de todos. Y había sido tan sencilla... ¿o no?

   - Hermanos ratones... -comenzó hablar el ratón más sabio del lugar que además era el jefe- ...todo eso del cascabel está muy bien y quizás sea una buena solución. Pero, me da la impresión, olvidamos un detalle que nadie en la sala ha tenido en cuenta.
   - ¿Cuál? -respondieron al unísono mientras se miraban unos a otros.
   - ¿Quién va ser, el valiente, el osado, el que le ponga el cascabel al gato?


    Y esa es la pregunta que me gustaría trasladar a la actualidad de este país. Si tenemos tan claro cuales son las causas de la crisis, si tenemos tan claro lo que debemos y no podemos hacer; porque no narices se toman las medidas necesarias, para salir de esta crisis que ya dura tanto tiempo. 
   Quién va ser el valiente que va a meter en cintura a todos estos chorizos, mangantes, sinvergüenzas, asesinos, chupozteros, separatistas, aprovechados, oportunistas, etc... que pululan por este país, llamado España, sin castigo y haciendo lo que les sale, perdón por la expresión, de los mismísimos huevos.
   Quién va coger el toro por los cuernos y luchar por su pueblo. Porque no muramos en la indigencia. Porque no muramos de hambre. Porque no muramos por no poder pagar un medicamento. Porque simplemente, si morimos, que lo hagamos dignamente como cualquier ser humano.
   Es vergonzoso que seamos desalojados por los mismos a los que estamos ayudando, rescatando sus bancos; y más vergonzoso, si cabe, que seamos traicionados por los que, se supone, son elegidos por nosotros y deben luchar por nuestros intereses.


Presidentes del gobierno de España hasta el año 2011.


   A diario estamos escuchando las mentiras de los que nos mandan. Y no me refiero solamente al partido popular. Sus amigos de la oposición, sin excepción alguna, son iguales. Han creado un chollo, tan bien montado, tan espectacular, desde el cual solo distinguen y resuelven sus problemas. Como muestra, su última decisión de equipar unos cuantos coches "full equipe" para sus señorías por tropecientos mil euros. Y cuando no es esto, son los gintonic y si no los menús, y si no las dietas... vamos, que en lo que va de año ya nos han robado A LA CARA, buenos cuartos, que no harán cuando no los vemos.
   Y la ciudadanía, hábilmente manipulada, se pelean entre ellos. Que si gaviotas, rosas, cruces, hoces y martillos... que uno es mejor que el otro. Que el otro es mejor que el uno... todo esto les viene al pelo y alimenta, aunque no lo creamos, un estado que solo les beneficia a ellos. Beneficia su alternancia y perpetuación en el cargo.

     Yo nada espero de ellos. Pues nada bueno me pueden dar. Eso está claro. Es lo que me han demostrado en treinta y tantos años de mal llamada democracia. Porque este estado de democrático, si por democracia entendemos a votar una vez cada cuatro años, no tiene más que el nombre. Que alguien me explique que tiene este estado de democrático, por favor, que lo desconozco.
   Olvidamos que el ser humano se asoció en comunidades porque de esta manera le era más fácil su supervivencia. Con los impuestos, se conseguían servicios que redundaban en el beneficio de todos y este beneficio común, mejoraba la calidad de vida de todos sus habitantes. Ahora, en la actualidad, los impuestos se han disparado y sin embargo, se están suprimiendo servicios básicos necesarios para la comunidad. Cada día que pasa vemos que no somos más que meros números, a los que se les puede exprimir en aras de una mejora de calidad de vida que nunca llega, suprimibles. Quizás habría que preguntarse, pensemos por un momento solo en nosotros como individuos, que razón tiene pertenecer a un sistema que solamente pide y no da. Si no sería mejor disolver este estado que hemos creado y volver a los tiempos cuando los ciudadanos, verdaderamente, eramos los dueños de nuestro destino; sin sometimientos a banderas, credos o señores. Dueños de la tierra donde habitásemos. Como debería ser. 


Mariano Rajoy.
 No eludamos nuestras culpas. También somos responsables, en parte, de lo que en esta nación está sucediendo. Debemos hacernos a la idea que participar en la democracia, no solo es votar. Y es lo que solamente nos están dejando hacer. Votar lo que a ellos les interesa y de esta forma legitimar sus acciones durante cuatro años. Hemos probado la alternancia entre partidos y no ha dado resultado. ¿Perdemos algo por, en las próximas elecciones, hacer efectivo nuestro derecho a la abstención? Me gustaría ver y observar, que excusas inventan para legitimar su charada constitucional.

   Si algún día la historia, tiene que juzgar a los que en estos años de "democracia" nos han dirigido, espero que les equipare a los muy conocidos Hitler, Stalin y otros dictadores de Asia que me resultan imposible de escribir sus nombres. Porque sus robos, ocultaciones de delitos, sus atenciones a intereses creados en multinacionales, etc... más que nos pese, están matando personas. Gentes que mueren en sus casas esperando a ser operados. Gentes que se suicidan porque les expulsan de su hogar y gentes que agonizan en el anonimato, porque el gobierno de España no tiene dinero para lo más importante, que no son ustedes mis señorías y demás camaradería; que son sus habitantes, de los cuales, ustedes ocupan el sitio más alto y protegido.

    Por eso empecé esta breve entrada con esa fábula de los ratones y el gato. Para intentar demostrar que dar soluciones es muy fácil; que lo complicado es encontrar a alguien, que tenga los huevos, para llevarlas a cabo. Sin pensar en intereses creados, grandes multinacionales, corporaciones poderosas u otros motivos. Que piense en lo que tiene que pensar. En los ciudadanos. En nuestras gentes. En los españoles.

   Todo esto es muy fácil decirlo, pero, ¿quién le va poner el cascabel al gato?



#05/08/2013#
por @bloghacla